San Felipe, Gto. 20 de mayo de 2025.- En cada rincón de Guanajuato hay historias de docentes que dejan huella, pero pocas como la de María Concepción Elena Sánchez Hernández, mejor conocida como la maestra Conchis quien, desde hace más de cuatro décadas, ha sido una educadora, una guía, impulsora de sueños y un pilar en la educación preescolar. Como supervisora escolar de la zona 27, con atención a 24 preescolares de San Felipe, su compromiso ha trascendido las aulas, convencida de que la educación es el punto de partida para construir un mejor futuro.

Su vocación nació temprano, cuando a los 14 años dejó su hogar con una maleta cargada de ilusiones para formarse como educadora; y desde entonces, su vida ha estado marcada por desafíos, entrega y un amor inquebrantable por la enseñanza. En 1983 concluyó sus estudios en la Normal de Educadoras “Margarita Maza de Juárez”, en Guanajuato, y se embarcó en su primera gran misión: fundar un Jardín de Niños en la comunidad de El Vergel de Guadalupe, en San Luis de la Paz.

Esta comunidad, ubicada en la carretera que va de San Luis de la Paz a San Luis Potosí, representó un desafío único debido que para llegar ahí, debía recorrer casi 10 kilómetros de terracería, pero la distancia nunca fue un impedimento. Sabía que su labor comenzaba desde cero, así que recorrió la comunidad casa por casa, informando y convenciendo a las familias de la importancia de la educación preescolar para el desarrollo de sus hijas e hijos.

Sin instalaciones adecuadas, se dio a la tarea de gestionar un espacio, y con apoyo de la comunidad y autoridades locales, consiguió un pequeño cuarto que convirtió en aula. No había mobiliario, materiales ni recursos didácticos, pero con ingenio, utilizó cajas, materiales reutilizables e incluso elementos de la naturaleza para crear sus primeras áreas de trabajo.

“Lo más difícil no fue la falta de recursos, sino la incertidumbre de si todo mi esfuerzo daría frutos. Sin embargo, cuando vi a mis primeros estudiantes reunidos el primer día de clases, con sus rostros llenos de expectativa, reafirmé mi vocación docente” dijo la maestra Conchis.

Aquel primer año fue el más formativo de su vida, porque enfrentar sola los desafíos de la enseñanza en un entorno con tantas carencias no solo la hizo más fuerte, sino que le dio la certeza de que la educación es una misión colectiva, en la que las familias, la comunidad y docentes deben trabajar juntos. Con el tiempo, el jardín de niños creció y se convirtió en un referente para la educación preescolar en la zona.

Su vocación la llevó a buscar nuevos horizontes académicos y decidió estudiar la Licenciatura en Educación Preescolar, en la Universidad Pedagógica Nacional y más tarde, se especializó con una Maestría en Desarrollo Docente en la Universidad de Guanajuato; pero su mayor crecimiento profesional llegó con su ascenso a supervisora de zona en 1992.

 

Desde entonces, su visión ha trascendido las aulas individuales para impactar todo un sistema educativo, porque su rol no es solo dirigir, sino acompañar. La maestra Conchis es de aquellas supervisoras que conocen a cada docente por su nombre, que se sientan en las pequeñas sillas de los salones para escuchar a los niños y que se preocupa porque cada escuela tenga lo necesario para funcionar.

En la zona 27, más del 80% de los centros de trabajo son multigrado, lo que significa que muchas educadoras enfrentan retos similares a los que ella vivió en su primer año como maestra. Por ello, su misión como supervisora es acompañarlas, animarlas y recordarles que, aunque el camino sea difícil, siempre habrá formas de superar los desafíos. Gracias a su liderazgo, muchas maestras han logrado consolidar espacios educativos dignos y funcionales, asegurando que cada niña y niño tenga acceso a una enseñanza de calidad.

Su compromiso con la excelencia educativa se ha reflejado en su participación en programas de liderazgo y actualización, como el Programa de Liderazgo para Supervisores de DDI Latinoamérica en 2003, y en eventos nacionales de gran impacto, como la Selección Regional Nacional de Bibliotecas Escolares y de Aula en 2013, y el Taller Nacional de Supervisores Escolares sobre Consejos Técnicos Escolares en 2019. Sin embargo, para ella, los reconocimientos y los títulos son solo una parte de su labor; y lo que verdaderamente le llena el corazón es ver a sus docentes crecer, a sus estudiantes avanzar y a las comunidades fortalecer su compromiso con la educación.

Para la maestra Conchis, la supervisión escolar no es solo una tarea administrativa, sino una responsabilidad humana; “los niños no pueden esperar, su educación ocurre aquí y ahora, y es nuestro deber hacer que sea la mejor posible”, menciona con convicción. Su misión es garantizar que cada pequeña y pequeño reciba una educación de calidad y calidez, que cada docente se sienta respaldado y que cada comunidad escolar se convierta en un espacio de oportunidades.

Con casi cuatro décadas de servicio, su legado se construye día a día en las aulas que acompaña, en los consejos que brinda y en las generaciones de estudiantes que, gracias a su labor incansable, inician su camino con bases sólidas para el futuro. Hoy, su historia es un testimonio vivo de que la pasión por la educación puede cambiar realidades, sembrando semillas de esperanza y conocimiento en cada rincón de Guanajuato.

Te invitamos a conocer su historia en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/educaciongente/videos/712736658366814